El nombre del sitio deriva de las palabras mayas Balam (jaguar) y Kú (templo), significando “Templo del Jaguar”. Dicho nombre alude a uno de los jaguares plasmados en el friso de estuco modelado y policromado que corona la Sub-estructura I-A del Grupo Central, que caracteriza a esta ciudad prehispánica.
En Balamkú se encuentra un friso de estuco modelado y pintado único en el área maya, que fue elaborado entre 550 y 600 d. C. En el friso se aprecian 4 escenas de ascensión alternadas con tres jaguares. Cada una comprende un animal con la cabeza volteada hacia atrás, sentado en la hendidura frontal de un mascarón del Monstruo de la Tierra; su boca, da paso a un rey sobre su trono. Además de ilustrar en detalle los aspectos opuestos y complementarios del inframundo, el conjunto muestra que el ciclo dinástico es equiparado al ciclo solar. En esta concepción, la accesión al trono es ilustrada por el rey saliendo de las fauces del monstruo terrestre, como el Sol sale de la boca de la Tierra; la muerte del rey es vista como una puesta de Sol, cuando cae en la boca del Monstruo Terrestre. Ubicación cronológica principal: Clásico, 300 a 1000 d. C